Hachikō (ハチ公? Ōdate, 10 noviembre 1923-Shibuya, 8 marzo 1935) un perro japonés de raza akita, recordado por haber esperado a su amigo, el profesor Hidesaburō Ueno, en la estación de Shibuya, cerca de nueve años después de la muerte de este. Actualmente se lo conoce como Chūken Hachikō (忠犬ハチ公), ‘el perro fiel Hachikō’ (hachi: "ocho"; kō: sufijo utilizado por duques de la antigua China; de este modo, el nombre Hachikō podría traducirse como "Señor Ocho"). Su historia fue adaptada en la película japonesa Hachiko Monogatari (1987), así como en la versión estadounidense Siempre a tu lado (2009). Hachikō nació en una granja cerca de la ciudad de Ōdate, en la Prefectura de Akita[ A principios de 1924, fue encontrado por Hidesaburō Ueno, profesor del Departamento de Agricultura en la Universidad de Tokio y, a raíz de la muerte de una perra anterior, al principio no quiso adoptarlo ya que le causaba malos recuerdos, pero su hija adolescente insistió. Hachikō fue enviado dentro de una caja desde la prefectura de Akita hasta la estación de Shibuya (un viaje de dos días en un vagón de equipaje). Cuando los sirvientes del profesor lo fueron a retirar, creyeron que el perro estaba muerto. Sin embargo, cuando llegaron a la casa del profesor, este le acercó una fuente con leche al cachorro y este se reanimó. El profesor lo recogió en su regazo y notó que las patas delanteras estaban levemente desviadas, por lo que decidió llamarlo Hachi (‘ocho’ en japonés), por la similitud con el kanji (carácter japonés) que sirve para representar al número ocho (八).
La hija del profesor dejó la casa de su padre tras quedar embarazada y casarse, para irse a vivir a la casa paterna de su esposo. El profesor pensó en regalar a Hachi, pero pronto se encariñó con el perro, que lo adoraba enérgicamente. El perro acompañaba al profesor a la estación para despedirse allí todos los días cuando su dueño iba al trabajo y, al final del día, volvía a la estación para recibirlo. Esta rutina, que pasó a formar parte de la vida de ambos, no fue inadvertida ni por las personas que transitaban por el lugar ni por los dueños de los comercios de los alrededores. Esta rutina continuó sin interrupciones hasta el 21 de mayo de 1925, cuando el profesor Ueno sufrió una hemorragia cerebral mientras daba sus clases en la Universidad de Tokio, y murió. Esa tarde Hachikō corrió a la estación a esperar la llegada del tren de su amo y no volvió esa noche a su casa. Se quedó a vivir en el mismo sitio frente a la estación durante los siguientes 9 años de su vida. (Sigue leyendo...)