
Desde temprana edad manifestó su interés por la pintura, idea ampliamente favorecida por su madre pero que no convencía por completo a su padre. Para demostrar a su padre que su interés por las artes plásticas era genuino, ingresó a la Academia de Bellas Artes de Santo Domingo a los 15 años de edad, en horario vespertino, ya que por las mañanas asistía a su escuela secundaria. En la academia de arte fue el estudiante más joven, puesto que el resto de sus compañeros ya habían completado sus estudios de escuela superior. A los 18 años se trasladó a Madrid para estudiar pintura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Con el transcurso del tiempo su padre dejó de enviarle dinero para sus gastos en Madrid debido a su desinterés en dedicarse a la empresa familiar, lo que le colocó en apuros económicos. Para obtener ingresos adicionales, dibujaba ilustraciones de trajes de alta costura para periódicos y casas de moda. En esta época conoció en un evento a la baronesa Aïno de Bodisco, con la que entabló una amistad y quien asegura haber impulsado su carrera como diseñador de moda al promover sus vestidos entre sus amistades. Después de que Francesca Lodge, esposa de John Davis Lodge, exembajador de Estados Unidos en España, viera alguno de sus bocetos y recibiera la recomendación de Bodisco comisionó a de la Renta para que diseñara un traje para la presentación en sociedad de su hija. Una fotografía del diseñador realizando los últimos ajustes al vestido de su primera cliente oficial apareció en un reportaje de la revista Life en otoño de 1956.