Abū al-‘Āṣ al-Hakam b. Hišām (en árabe: أبو العاص الحكم بن هشام), llamado al-Murtazî (المرتضى), más conocido como Alhakén I, Al-Hákam I o Alhaquén I (Córdoba, 770 - ibídem, 21 mayo 822), tercer emir independiente de Córdoba, desde el 12 de junio de 796 hasta su muerte. Para el cronista Ibn Hazm, fue el más sanguinario y déspota de los emires omeyas. Hijo de Hisham I, lo sucedió a los 26 años. Su reinado fue uno de los más agitados de la dinastía omeya, pues tuvo que hacer frente a las aspiraciones de sus tíos Sulaimán y Abd Allah (Abdalá). El más activo fue Abd Allah, quien desde la región valenciana donde había desembarcado, intentó atraer a su causa a los jefes árabes del valle del Ebro e incluso fue a pedir ayuda a la corte de Carlomagno en el año 797, contra su sobrino, Alhakén I. Finalmente, en el 802 u 803, Abd Allah terminó estableciendo contactos con su sobrino, Alhakén, que le autorizó a residir en Valencia a cambio de una pensión anual. Su hermano Sulaymán, desde la costa oriental donde se había instalado en el 798, intentó atacar Córdoba pero fue vencido y asesinado en el 800 o el 801.
Alhakén I también tuvo que enfrentarse a las sublevaciones de los muladíes de Toledo (Jornada del foso de Toledo), Mérida y Córdoba que fueron brutalmente sofocadas. Su política de mano dura y el incremento de la aplastante presión fiscal sobre los cristianos provocaron el levantamiento de los cordobeses del arrabal de Secunda al otro lado del río Guadalquivir. Los amotinados estuvieron a punto de asaltar el Alcázar, pero una maniobra hábil y rápida de la guardia palatina lo impidió y permitió al emir dominar la situación. Tres días duró la consiguiente matanza de los rebeldes y el saqueo del arrabal; el enérgico emir ordenó la crucifixión de trescientos notables. Todos los habitantes del arrabal, que fue arrasado, fueron deportados.Unas veinte mil familias emigraron de la península y parte de ellas se establecieron en el norte de África; en Fez se establecieron en un barrio propio, con la mezquita de los andalusíes. Otras se dedicaron algún tiempo a la piratería, desembarcaron en Sicilia, ocuparon Alejandría durante diez años y conquistaron finalmente la isla de Creta, donde fundaron el Emirato de Creta, bajo dinastía cordobesa, y se mantuvo independiente hasta el año 961 cuando la isla fue reconquistada por el Imperio bizantino.
Las revueltas y las muestras de descontento no solo estuvieron provocadas por el aumento de las exacciones fiscales sino también por su conducta. Se le acusaba de impiedad y de estar más preocupado por el vino que por la plegaria. Durante uno de los disturbios que se produjeron en la capital estuvo a punto de perecer el prefecto de la ciudad, se saldó con la crucifixión cabeza abajo de uno de los agitadores. (Sigue leyendo...)
LA NOCHE TOLEDANA
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