MARTIN LUTERO

 

Martín Lutero (Eisleben, 10 noviembre 1483-Eisleben, 18 febrero 1546), nacido como  Martin Luder, teólogo, filósofo y fraile  católico agustino  que comenzó e impulsó la Reforma protes- tante en Alemania, cuyas enseñanzas inspiraron la doctrina teológica y cultural denominada luteranis-nismo.

Lutero exhortaba a la Iglesia a regresar a las ense- ñanzas originales de la Biblia, lo que produjo una reestructuración de las iglesias cristianas católicas en Europa. La reacción de la Iglesia católica ante la Reforma protestante fue la Contrarreforma. Sus contribuciones a la civilización occidental se extien-den más allá del ámbito religioso, ya que sus traducciones de la Biblia ayudaron a desarrollar una versión estándar de la lengua alemana y se convirtieron en un modelo en el arte de la traducción. Su matrimonio con Catalina de Bora, el 13 de junio de 1525, inició un movimiento de apoyo al matrimonio sacerdotal dentro de muchas corrientes cristianas.

Tres años antes de morir, en 1543, escribió un tratado de antijudaísmo cristiano llamado  Sobre los judíos y sus mentiras.​ Según este tratado, los judíos son un pueblo «abyecto y despreciable, es decir, no un pueblo de Dios, y su jactancia de linaje, su circuncisión y su ley deben ser considerados sucios»;​ «están manchados con las heces del diablo (…) en las que se revuelcan como cerdos»,​ «la sinagoga (las iglesias del pueblo judío) es una novia impura, sí, una ramera incorregible, una mujerzuela impía». Lutero propugnó en este escrito, que «las sinagogas y escuelas rabínicas sean pasto del fuego, sus libros de oración destruidos, que se prohíba a los rabinos (los sacerdotes del pueblo judío) predicar y enseñar, que sus casas sean arrasadas y sus propiedades y dinero confiscados». «No se les debe mostrar ninguna piedad ni misericordia,​ ni facilitar protección legal alguna»,​ y «estos infectos gusanos venenosos deben prepararse para el trabajo forzado o la expulsión definitiva». En este libro Lutero exhorta al asesinato de judíos, cuando escribe: «Seremos culpables de no destruirlos» (Sigue leyendo...)

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