MARIA CALLAS *

 

Maria Anna Cecilia Sofía Kalogeropulu (Manhattan,  Nueva York, 2 diciembre 1923-París, Francia, 16 sep-tiembre 1977) conocida como Maria Callas, soprano  griega nacida en Estados Unidos, considerada la cantante de ópera más eminente del siglo XX. Capaz de revivir el bel canto en su importante carrera, fue llamada «La Divina» (como antes la célebre Claudia Muzio) por su extraordinario talento vocal y actoral.

Al morir tenía nacionalidad estadounidense y  naciona-lidad griega. Hablaba perfectamente en inglés, griego,  italiano y francés. La mayoría de su cenizas descansan en Cementerio del Père Lachaise.

Aún hoy genera controversia su peculiar voz, de registro amplio y que, unida a su dominio de la técnica, le permitió cantar roles desde soprano ligera (Lucía,  Semiramide, Gilda) a los dramáticos (Brunilda, Lady Macbeth) e incluso de mezzo (Carmen, Dalila), y alternar    con éxito entre personajes de coloratura ágil y dramáticos pesados. También es recordada por rescatar, incluso del olvido, diversos personajes de la ópera en su esencia dramática y expresiva. Su nombre está asociado en la memoria colectiva a Aristóteles Onassis, el gran amor de su vida. El 5 de mayo de 1959 se produjo la única actuación de Maria Callas en el Gran Teatro del Liceo, de Barcelona, en forma de recital. Se había levantado en la ciudad una gran expectación, en parte debida a que Barcelona contaba con fieles partidarios de otra gran soprano de la época, Renata Tebaldi. Pese a que los precios ya se habían encarecido en taquilla, las entradas se agotaron rápidamente y la reventa hizo su agosto. Llegado el día, ni las arias de Don Carlo  o  Mefistó-feles, ni la cavatina de El barbero de Sevilla estuvieron a la altura, y mientras cantaba la «Vissi d'arte» de Tosca se escuchó algún grito de «¡Viva la Tebaldi!». El balance hasta el intermedio era decepcionante, pero en la reanudación, al desgranar unas páginas de Il pirata, se impuso con autoridad metiéndose al público en el bolsillo. El escenario terminó cubierto de flores que provenían de todo el auditorio.

El 3 de noviembre de 1959, Maria Callas dejó a su marido Giovanni Battista Meneghini por el magnate naviero griego Aristóteles Onassis, un idilio que la prensa de la época difundió exhaustivamente. Esta tortuosa relación sentimental se convertiría en una «tragedia griega». La soprano se retiró durante un breve tiempo mientras duraba su relación con Onassis, y a su regreso (por falta de práctica y excesiva vida social) a nadie se le escapó que su voz había perdido fuerza y evidenciaba los signos de decadencia que ya se habían advertido años antes. (Sigue leyendo...)



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