ANTÓN CHÉJOV

 «de acción indirecta»

Antón Pávlovich Chéjov (Taganrog, Gobernación de Yekaterinoslav, Imperio ruso; 29 enero 1860​-Baden-weiler, Baden, Imperio alemán; 15 julio 1904)  cuen-tista, dramaturgo y médico ruso. Encuadrado en las corrientes literarias del realismo y el naturalismo, fue un maestro del relato corto, y es considerado uno de los más importantes autores del género en la historia de la literatura.

Como dramaturgo, Chéjov se encontraba en el natu-ralismo, aunque contaba con ciertos toques del sim-bolismo. Sus piezas teatrales más conocidas son La gaviota (1896), Tío Vania (1897), Las tres hermanas  (1901) y El jardín de los cerezos (1904). En ellas Chéjov ideó una nueva técnica dramática que él llamó «de acción indirecta», fundada en la insistencia en los detalles de caracterización e interacción entre los personajes más que el argumento o la acción directa, de forma que en sus obras muchos acontecimientos dramáticos importantes tienen lugar fuera de la escena y lo que se deja sin decir muchas veces es más importante que lo que los personajes dicen y expresan realmente.​ La mala acogida que tuvo su obra La gaviota en el año 1896 en el teatro Aleksandrinski de San Petersburgo casi lo desilusionó del teatro, pero esta misma obra obtuvo su reconocimiento dos años después, en 1898, gracias a la interpretación del Teatro del Arte de Moscú, dirigido por el director teatral Konstantín Stanislavski, quien repitió el éxito para el autor con Tío VaniaLas tres hermanas y El jardín de los cerezos.

Al principio, Chéjov escribía simplemente por razones económicas, pero su ambición artística fue creciendo al introducir innovaciones que influyeron poderosamente en la evolución del relato corto.​ Su originalidad consiste en el uso de la técnica del monólogo -adoptada más tarde por James Joyce y otros escritores del modernismo anglosajón- y por el rechazo de la finalidad moral presente en la estructura de las obras tradicionales.​ No le preocupaban las dificultades que esto último planteaba al lector, porque consideraba que el papel del artista es realizar preguntas, no responderlas.​ Chéjov compaginó su carrera literaria con la medicina; en una de sus cartas, escribió al respecto: «La medicina es mi esposa legal; la literatura, solo mi amante».

Según el escritor estadounidense E. L. Doctorow, Chéjov posee la voz más natural de la ficción: «Sus cuentos parecen esparcirse sobre la página sin arte, sin ninguna intención estética detrás de ellos. Y así uno ve la vida a través de sus frases». (Sigue leyendo...)

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