La emperatriz viuda Cixi (29 noviembre 1835-15 noviembre 1908) gobernante regente del Imperio chino entre 1861 y 1908 y, como tal, fue una figura clave en el ocaso de la dinastía Qing.
Cixi fue concubina y posteriormente emperatriz viuda del emperador Xianfeng. Mujer de gran ambición, a la muerte de su marido Xianfeng en 1861, Cixi maniobró para hacerse con la regencia de su hijo, el emperador Tongzhi (1861-1875). A la muerte de este, fue regente de su sobrino, el emperador Guangxu (1875-1908), al que había nombrado emperador de forma irregular. Una vez Guangxu alcanzó la mayoría de edad en 1887, Cixi mantuvo las riendas del poder como cabeza del clan imperial, y tras un golpe palaciego en 1898, hizo aprisionar a Guangxu y retomó el control directo del poder hasta su propia muerte en 1908. Se cree que su nombre de pila era Orquídea, pasando a ser llamada Noble Dama Lan al ser nombrada concubina imperial. Tras conseguir el rango de emperatriz viuda, pasó a llamarse T'zu-Hsi (Cixi), que en chino significa Emperatriz del Palacio Occidental, en referencia al palacio que ocupaba en la Ciudad Prohibida.
Su etapa en el poder coincidió con los años de declive de la dinastía Qing. Cixi es una figura controvertida, percibida a la par como una gran reformadora y una fuerza reaccionaria y conservadora dentro del imperio Qing. Por un lado, logró estabilizar China luego de la segunda guerra del Opio (1856-1860) y de los estragos causados por la Rebelión Taiping (1850-1864), que había costado la vida a unos 30 millones de chinos, y reafirmó el poder del gobierno central en un momento en que la dinastía Qing parecía llamada a su fin. Igualmente, su gobierno trató de fomentar el crecimiento económico de China, mejorar las relaciones con las potencias occidentales y reafirmarse en la esfera internacional. (Sigue leyendo...)
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